Las caídas son muy comunes en la tercera edad, y el riesgo aumenta con la edad.

Un tercio de los mayores de 65 años sufren una caída al año; este riesgo de caídas aumenta hasta el 40% para los mayores de 80.

A diferencia de lo que puedas pensar, la mayoría de las caídas son causadas por factores intrínsecos, es decir, aquellos que afectan a la persona individual únicamente, por lo que resulta muy complicado algunos ejemplos:

  1. Equilibrio y reflejos. Conforme envejecemos nuestras facultades sensoriales se van deteriorando; la visión, la sensación de nuestras extremidades, el oído interno, y el procesamiento de todas estas señales por nuestro cerebro, afectan directamente en la capacidad de equilibrio y pueden provocar una caída.
  2. Pérdida de fuerza. La falta de ejercicio regular provoca una pérdida de masa muscular, necesaria para una correcta estabilidad. Además, afecta a nuestra capacidad para controlar la presión sanguínea cuando, por ejemplo, nos levantamos del sillón. Esto puede provocar mareos e incluso pérdidas de consciencia y resultar en una caída.
  3. Enfermedades crónicas. Como osteoporosis, artritis, problemas de visión y del oído interno, arritmias cardiacas, infecciones urinarias,  son factores de riesgo de caída.
  4. Enfermedades neurológicas. Entre las que cabe destacar el Alzheimer y otros tipos de demencia y la enfermedad de Parkinson.

¿Cómo puede la tecnología ayudar a minimizar estos riesgos?

Un sistema de monitorización 24 horas en nuestro hogar, puede ayudar a detectar con antelación algunos de los factores de riesgo:

Detección: El sistema es capaz de detectar principios de insuficiencias renales o cardiacas, mediante la identificación de uno de los marcadores iniciales, las visitas repetidas al baño por la noche ( se conoce como Nicturia).

Minimizar el riesgo de que suceda: hemos explicado que la pérdida de fuerza, motivada por la inactividad, es uno de los factores de riesgo más importantes de caídas; el sistema de monitorización es capaz de llevar un control sobre los hábitos de la persona y señalar la falta de actividad diaria de forma que podamos inducirle a realizar ejercicio suave, consultando a su médico de cabecera sobre cuál debería ser la rutina de dichos ejercicios.

Minimizar las consecuencias: Quizá la aportación más importante es la que se produce post caída;  las consecuencias físicas y para la salud de una estancia prolongada en el suelo son múltiples: hipotermia, deshidratación, úlceras por presión, trombosis, contracturas, o falta de toma de una medicación.

El sistema de monitorización tiene una característica que lo diferencia de la teleasistencia tradicional: no necesita que el usuario pulse ningún botón para funcionar. Así pues, la inteligencia del sistema es capaz de detectar una caída por inactividad prolongada en una habitación (fuera de lo habitual), avisando a los familiares o a un centro de control, en caso de que, por ejemplo, el usuario haya ido al baño por la noche y no salga pasados 45 minutos, por ejemplo.

Esto es más importante si cabe para usuarios con demencia, para los cuales el sistema de aviso mediante un botón se hace ineficaz.